Black Butler #19

La aldea del bosque en la que se encuentran Ciel y compañía está habitada únicamente por mujeres. Por sus ropajes de hace siglos, se da a entender que son o bien las brujas que pudieron huir de las persecuciones, o bien sus descendientes. Sieglinde Sullivan, la señora de la aldea, invita a Ciel y compañía, los cuales son considerados intrusos por las miembros de la aldea, a pasar la noche en su castillo con la condición de que se marchen al día siguiente. Ellos, sin embargo, no tienen la mínima intención de irse hasta que logren descubrir el motivo de las extrañas muertes que se han ido produciendo. Sieglinde les revela que ella es la bruja verde, la protectora de la aldea. Para mantener a salvo su pueblo, mantiene un pacto ancestral en el cual mantiene sus piernas inservibles a cambio de que un hombre lobo, que ronda por el bosque, proteja la aldea del peligro del exterior. Esa misma noche Sebastian y Ciel salen al bosque a buscar al lobo. Por desgracia, ambos son infectados por un fuerte miasma a la hora de ver al hombre lobo y Ciel queda muy afectado con horribles secuelas. Como Sebastian es un demonio, no es afectado en demasía, pero Ciel se queda ciego y en shock al recordar la época en la que fue secuestrado de pequeño.

En este tomo vemos un poco del pasado de Finnian, el cual me ha desconcertado muchísimo. Se ve que nuestro adorable jardinero fue una creación de laboratorio. Unos científicos estaban llevando a cabo unos experimentos con unos niños a los que les imbuían de fuerzas extraordinarias. Sin embargo, algo ocurre y los científicos deben acabar con los niños y destruir las pruebas de su experimento. No obstante, Finnian logra escapar y se topa con Ciel y Sebastian, los cuales le acogen y le dan el nombre que posee ahora.

Lo que no entiendo de este flashback es las instalaciones de los científicos y sus armas podrían ser perfectamente de mediados del siglo XX, ya que cuentan con luz eléctrica, ordenadores antiguos, fax, escopetas modernas... Pero la historia de Black Butler se desarrolla a finales del siglo XIX. ¡¿Qué está pasandooooo?!

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